“¡Es hora de ponernos en acción!” Con este grito de alegría y compromiso, el taller organizado el 5 de junio por FEPAMIC Salud y AOCOR nos invita a mirar hacia dentro, hacia esa estructura invisible pero poderosa que nos sostiene desde la base: el suelo pélvico.
Lejos de los tecnicismos fríos, aquí se habló de músculos, sí, pero también de autoestima, de resiliencia y de la capacidad inmensa de reconstruirnos tras una ostomía. Porque este no fue solo un encuentro fisioterapéutico: fue un canto a la autonomía y al bienestar en todas sus dimensiones. Y como todo lo importante, empezó con una mirada integral.
Salud integral: mucho más que no tener dolor
Raquel Osuna, desde la dirección de FEPAMIC Salud, y Monserrat Cobos, fisioterapeuta apasionada y cercana, nos recordaron que la salud no es un solo músculo, sino una orquesta que necesita afinar cuerpo, mente y entorno.
Bienestar físico, sí, claro: cuidar el estoma a diario, evitar complicaciones como hernias, fortalecer el abdomen y el suelo pélvico. La nutrición adecuada no se queda atrás: lo que comemos no solo alimenta el cuerpo, también influye en nuestro estado emocional y en el funcionamiento intestinal.
Pero no se quedaron ahí. Porque también se habló de bienestar emocional y mental, de cómo encarar los cambios en la imagen corporal, ese espejo que a veces se vuelve enemigo. Aquí se ofrecieron herramientas para transformar el reflejo en un aliado. Apoyo psicológico, gestión del estrés y, sobre todo, fomentar la resiliencia, esa fuerza que brota cuando creemos que todo está perdido y aún así florecemos.
Reintegrarse, socializar, reír otra vez
Volver a la rutina no es poca cosa. Y quienes han pasado por una ostomía lo saben bien. Por eso se insistió en el bienestar social: retomar actividades, abrirse a la familia, permitirse una charla honesta sobre la ostomía cuando se quiera, sin tabúes ni vergüenzas. Porque compartir también cura.
El objetivo último: una calidad de vida plena, no a medias. Porque sí, se puede bailar, trabajar, viajar, disfrutar, volver a enamorarse y vivir con plenitud. La clave está en adaptarse sin rendirse, en convertir la ostomía en una oportunidad para conocerse mejor y alcanzar una nueva forma de prosperidad, más consciente y más libre.
El suelo pélvico: el gran olvidado que sostiene tu mundo
Una de las joyas del taller fue la sección dedicada al suelo pélvico, ese conjunto de músculos tan silencioso como imprescindible. Aprendimos que esta región, que forma parte de la base de nuestro cuerpo, es mucho más que un soporte: es una fuente de poder, equilibrio y salud.
La pelvis ósea es el armazón que protege órganos como la vejiga, el útero o el recto. Sobre ella se anclan los músculos que forman el suelo pélvico, distribuidos en tres capas: superficial, media y profunda. Estas capas colaboran para mantener la continencia, sostener vísceras y garantizar funciones tan vitales como la micción, la defecación o la función sexual.
¿Y qué pasa si este sistema se debilita? Aparecen problemas como incontinencia, dolor, disfunciones sexuales y hasta complicaciones post-ostomía. Por eso, fortalecerlo es una prioridad que empodera.
Amigas y enemigos del suelo pélvico
En el taller se nombraron con claridad los factores que pueden dañar esta zona: embarazos, partos, menopausia, sobrepeso, deportes de impacto, tos crónica, cirugías, el paso del tiempo… Incluso hábitos como el tabaquismo minan poco a poco su resistencia.
Pero también se ofrecieron soluciones: ejercicios específicos, respiración consciente, posturas adecuadas, educación corporal. Se insistió en que cuidar el suelo pélvico no es solo prevenir problemas, sino ganar seguridad, recuperar el placer y moverse con alegría.
Un espacio seguro, una comunidad fuerte
Más allá del contenido técnico, lo que dejó huella fue el ambiente del taller: un lugar seguro donde compartir miedos, risas y conocimientos. Donde cada participante sintió que su cuerpo no es un enemigo, sino un compañero valiente que merece escucha y cuidados.
Los aplausos finales fueron para todos: para quienes se animaron a venir, para quienes hablaron desde la experiencia y para quienes, como AOCOR y FEPAMIC, siguen tendiendo puentes hacia una vida más plena y natural.
El estoma no nos define: somos más, somos fuertes, somos comunidad
Este taller nos recordó que la ostomía no es un final, sino un nuevo principio. Que detrás de cada cicatriz hay una historia de coraje. Y que el suelo pélvico, tan olvidado, puede convertirse en una raíz poderosa que nos ancla y nos eleva.
Así que sí: es hora de ponernos en acción. No solo para ejercitar músculos, sino para celebrar la vida en todas sus formas, sin filtros ni miedos. Porque cuando cuidamos lo que nos sostiene, florecemos.