Mover el cuerpo, abrazar la vida: un taller para reconectar desde el suelo pélvico
Una sala luminosa, suelos pulidos como si se esperase una función de gala y, sin embargo, lo que se representaba no era teatro, sino algo mucho más real y necesario: la salud. El pasado 5 de junio de 2025, el Salón de Actos Antonio Hermoso de FEPAMIC en Córdoba fue el escenario del Taller Informativo y Práctico Abdomino-lumbar y de Suelo Pélvico, organizado por la Asociación de Ostomizados de Córdoba (AOCOR).
Desde las 17:30h, la sala se fue llenando de personas con una curiosidad tranquila y una motivación decidida. Algunas caras nuevas, otras ya conocidas de encuentros anteriores, pero todas compartiendo un propósito común: mejorar la calidad de vida, entender el cuerpo y, sobre todo, cuidarse. Porque sí, hablar del suelo pélvico ya no es un tabú, sino un acto de valentía y autocuidado.
El cuerpo como aliado, no como carga
El taller, dirigido por Raquel Osuna, directora de Fepamic Salud, y Montserrat Cobos, fisioterapeuta especializada, se planteó con un enfoque claro: informar, practicar y desdramatizar. Porque, como bien decían desde el principio, no hay que tener miedo al propio cuerpo, sino ganas de escucharlo.
En palabras de Raquel, “el suelo pélvico no es una isla perdida, es el centro de nuestra estabilidad, equilibrio y fuerza interior”. La forma de comunicarlo fue directa pero amable, con esa mezcla de profesionalidad y calidez que tanto se agradece cuando se abordan temas que, durante años, parecían relegados al susurro o a la vergüenza.
El suelo se pisa… y se trabaja
En las imágenes que acompañan esta crónica puede verse algo más que ejercicios: se ve atención, concentración y, en muchos casos, complicidad. Participantes de todas las edades —algunos ostomizados, otros no— aprendieron a conectar su zona abdomino-lumbar con la respiración, el movimiento y, cómo no, la conciencia corporal.
El trabajo se realizó con colchonetas, pelotas de fisioterapia y, sobre todo, con respeto. Se respiraba una atmósfera de comunidad donde nadie era más fuerte o más débil, sino simplemente alguien dispuesto a mejorar. Y eso ya es un logro enorme.
En las fotos se observa cómo cada indicación de las profesionales se traduce en gestos cuidados, estiramientos conscientes y alguna que otra carcajada que rompía la rigidez para recordarnos que estamos vivos. Que esto no va de ganar una maratón, sino de vivir con dignidad y bienestar.
Qué es exactamente el suelo pélvico y por qué importa tanto
Para quienes no pudieron asistir, una breve explicación: el suelo pélvico es el conjunto de músculos y tejidos que cierran la pelvis por la parte inferior, sosteniendo órganos como la vejiga, el útero o el recto. Su debilitamiento —frecuente en personas ostomizadas, tras cirugías, partos, o con la edad— puede acarrear problemas de continencia, dolores lumbares o incluso afectar a la autoestima.
Fortalecerlo, sin embargo, es posible. Con ejercicios específicos, buenos hábitos posturales y el acompañamiento de fisioterapeutas especializadas, se pueden lograr avances notables. Y no solo en lo físico. También en lo emocional.
Porque recuperar el control sobre el propio cuerpo tiene un efecto transformador. No hablamos solo de músculos, sino de confianza, de volver a caminar erguidos por dentro y por fuera.
Motivación que contagia
Uno de los mensajes más poderosos del encuentro fue este: «escuchar el cuerpo es una forma de quererse». Y en eso, tanto Raquel como Montserrat brillaron. No solo guiaron con precisión técnica, sino con entusiasmo. No se limitaron a enseñar, sino que acompañaron, alentaron, y, en muchas ocasiones, aplaudieron.
“Estoy feliz de haber venido”, comentaba Carmen, una de las participantes. “Creía que esto iba a ser una clase aburrida o demasiado técnica, pero ha sido todo lo contrario. He aprendido muchísimo, me he sentido cuidada y hasta me he reído”.
Y es que cuando un espacio de salud se convierte también en un espacio de confianza, lo que se logra es una pequeña revolución: el conocimiento deja de ser teoría para convertirse en práctica, y la práctica se transforma en empoderamiento.
Un futuro que se entrena desde hoy
Desde AOCOR nos recuerdan que este tipo de talleres seguirán siendo parte fundamental de su actividad. Porque la ostomía no es un punto final, sino un punto y seguido. Y cuidar el cuerpo —en todas sus dimensiones— es la mejor forma de seguir escribiendo vida.
Además, se insistió mucho en la importancia de incorporar lo aprendido en el día a día: movimientos conscientes al levantarse de la cama, posturas adecuadas al sentarse, ejercicios sencillos pero constantes. “No se trata de hacer mucho un solo día, sino de hacer un poco cada día”, repetía Montserrat con esa mezcla de cariño y firmeza que tienen las personas que creen de verdad en lo que hacen.
Conclusión:
Este taller ha sido una puerta abierta a la salud entendida como celebración. Una cita donde lo técnico y lo humano se han dado la mano, y donde el cuerpo, lejos de ser un enemigo, ha recuperado su lugar como aliado esencial.
Y, lo mejor, es que no se trató de un evento aislado, sino de una semilla. Una que, regada con constancia, conocimiento y sonrisas, seguirá dando frutos. Porque cuidar el suelo pélvico es, al fin y al cabo, cuidar el suelo sobre el que se construye nuestra vida.